El gobierno italiano, encabezado por Giorgia Meloni, ha anunciado una propuesta de ley que busca frenar el creciente problema de las reseñas falsas en los restaurantes y hoteles. Entre las medidas planteadas, destacan la obligación de los usuarios de identificarse al publicar una reseña y proporcionar pruebas de que han visitado el establecimiento. Además, la ley incluye el derecho a réplica de los negocios en condiciones específicas y la prohibición de la compraventa de reseñas.
¿Una solución que crea más problemas?
Aunque la intención parece buena, el planteamiento de obligar a los usuarios a probar que han sido clientes antes de dejar una reseña tiene implicaciones preocupantes. El problema principal es que Google, el líder indiscutible en reseñas locales, no tiene los medios para verificar esa información de manera eficiente.
Google opera con algoritmos que ya combaten las reseñas falsas mediante requisitos básicos como la geolocalización y el cumplimiento de sus políticas. Aunque no son infalibles, su sistema ha demostrado ser efectivo para filtrar las reseñas más fraudulentas. Sin embargo, si las presiones regulatorias se vuelven inviables, Google podría optar por lo mismo que hizo en España en 2014 con Google News: cerrar el servicio en lugar de adaptarse a una normativa imposible. Esto nos dejaría a consumidores y negocios huérfanos de una herramienta esencial para tomar decisiones informadas. Los clientes insatisfechos serán principalmente los que pondrán el esfuerzo en dejar una reseña. En un mundo post-pandemia, las reseñas se han vuelto un factor determinante en la toma de decisiones de los consumidores y de los negocios, y esta medida sólo restringe su uso.
El ángulo político y las grandes corporaciones
Más allá de los problemas técnicos, esta propuesta de ley también tiene un trasfondo político. Solo hace falta mirar a la inauguración de Donald Trump de hace unos días, donde figuras como Sundar Pichai (CEO de Google) estuvieron presentes e incluso hicieron donaciones millonarias al fondo inaugural de Trump. La influencia de gigantes en líderes como Trump es innegable, y Trump a su vez mantiene vínculos cercanos con Giorgia Meloni. De hecho, la actual primera ministra italiana ya se ha querido posicionar como el vínculo entre los Estados Unidos y Europa. Este tipo de influencia en cadena podría jugar un papel clave para frenar esta ley antes de que llegue a buen puerto. Aunque nunca sabremos los detalles, es casi seguro que Google y otras grandes empresas tecnológicas presionarán para evitar que una regulación así prospere.
¿Qué pasará con las reseñas?
En resumen, más allá de los problemas operativos de esta ley, el juego político y empresarial detrás hace poco probable que esta propuesta se apruebe tal y como está planteada. Y, sinceramente, es mejor que no lo haga. Su implementación podría generar más problemas que soluciones. Las reseñas son una herramienta indispensable que nos ha permitido a todos decidir con confianza. No se puede combatir el fraude sin proteger su utilidad. Lo último que necesitamos es perderlas.